Una llamada. El hartazgo de una persona rota, quizá sollozos. Responde una voz sosegada. Frases entrecortadas, silencios de alivio. El dolor que aflora. Al fin se atisba la posibilidad de un diálogo. «Una llamada es una oportunidad porque muchas personas no habían hablado de su ideación suicida con nadie».

Lee el artículo completo…